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Julián Blejmar

BOLCHEVIQUE DE SALÓN, Un argentino detrás de la Escuela de Frankfurt.

ENTREVISTAS MIRADAS AL SUR Fragmento de una Entrevista a Mario Rapoport. 18 de Octubre de 2014 Por Julián Blejmar Periodista económico

El Instituto de Investigación Social en la Alemania de entreguerras albergó a intelectuales marxistas y freudianos como Max Horkheimer, Theodor Adorno y Herbert Marcuse, quienes conformaron lo que más tarde se denominó como Escuela de Frankfurt, un centro de estudio mundialmente reconocido y que dio luz a la denominada “Teoría crítica”. El último libro de Rapoport narra la vida de su fundador y mecenas, Felix Weil, quien era argentino, y a quien este historiador descubrió justamente por sus escritos sobre nuestro país. De hecho, según afirma Rapoport, “lo que más me interesó en un principio de Weil no fue su vinculo con la Escuela de Frankfurt, sino con nuestro país, lo cual descubrí a mediados de los sesenta en un artículo de la revista Fichas de Investigación Económica Social, escrito por el historiador y político Milcíades Peña y llamado “Argentina en vísperas del peronismo”, donde él hacía referencia a la biografía de Weil. Luego, cuando hacía mi doctorado en París, entré en contacto con el historiador económico Jorge Schvarzer, quien también me habló de Weil, pero nuevamente en su relación con Argentina y más allá de la Escuela de Frankfurt.
–De todas formas, resulta muy llamativo que haya sido un argentino el mecenas de la Escuela de Frankfurt. ¿Cómo llega Weil a financiar este centro de estudios?

Su familia era alemana, pero vino a la Argentina en 1898 ya que su padre, Hermann Weil, fue enviado por una empresa de Mannheim, que era el centro del comercio cerealero de Europa, que buscaba aparentemente acumular granos en Argentina para hacer maniobras especulativas en el mercado cerealero y obtener beneficios extraordinarios. El plan falló y la empresa quebró, pero Hermann se hizo millonario, pues se encontró con el boom agroexportador de la Argentina. Su hijo Félix nació aquí, pero fue enviado a los nueve años a estudiar a Alemania, donde conversaba en su mansión con el ama de llaves y se empezaba a preguntar por qué razón los mayordomos no podían vivir en algunas de las amplias zonas de su residencia. Luego se vincula al Partido Comunista alemán, y en 1920 vuelve a la Argentina, donde continuaba funcionando su empresa, para trabajar para la Internacional Comunista, escribiendo incluso un folleto sobre el movimiento obrero argentino. Al año siguiente regresa a Alemania, donde organiza la Primera Semana de Trabajo Marxista, que reúne a intelectuales como Georg Lukács y Friedrich Pollock, y da pie a la creación del Instituto de Investigación Social, construyendo su edificio y manejando en un principio los nombramientos de los profesores. 

Sin embargo, vuelve a actuar en la Argentina...

Weil, como los demás judíos alemanes, era más alemán que judío, pero con el clima cambiante y el incipiente nazismo de la década del treinta regresa a nuestro país, ya que si bien su empresa se estaba liquidando eso no afectaba sus finanzas personales. Reside acá y escribe artículos muy importantes sobre el intervencionismo de Estado, e incluso colabora en la redacción de la Ley del Impuesto a los Réditos, como asesor de la Dirección General Impositiva durante la gestión económica de Federico Pinedo, quien provenía del socialismo y en quien Weil confiaba por su proyecto industrializador. A fines del año 1935 renuncia a su cargo y se va a Estados Unidos, pero luego, en 1944, escribe un libro titulado El enigma argentino.

¿Qué expresa en ese libro?

Él señala que la industrialización es la única salida para nuestro país, y va a ser terriblemente crítico sobre el comercio de granos, detallando cómo se arma todo el esquema agroexportador argentino, de qué forma dominan a la producción y el crédito agrario, manteniendo al mismo tiempo sujetos a los trabajadores rurales y a los arrendatarios. Sin embargo, en ese entonces Weil cree que el golpe militar del ’43 es para restituir el viejo orden, es decir sostener el predominio agropecuario y sus alianzas con la industrialización foránea, pues para aquel momento cerca del 50% de las empresas argentinas estaban en manos de extranjeras, algo que también criticaba, porque afirmaba que a ellas no les interesaba invertir en la Argentina. Sus ideas sobre los militares de entonces fueron erradas, ya que Perón respondió a un país que se estaba autonomizando, así que va a potenciar la industrialización nacional, aunque la misma nunca dejó de ser débil, mientras que las leyes de protección al peón rural o el congelamiento de los arrendamientos resquebrajó de hecho el esquema oligarca. Igualmente Weil ya estaba interesado en otras cuestiones, elaborando textos sobre el New Deal norteamericano, colaborando con el Partido Demócrata norteamericano, trasladando la Escuela de Frankfurt a la Universidad de Columbia y apoyando más adelante el Mayo Francés del 68, unos años antes de morir.

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