Comentarios sobre libros y otras publicaciones

Presentación libro BOLCHEVIQUE DE SALÓN. Rosario

23 de octubre de 2014, Librería Homo Sapiens. Rosario.

Beatriz Figallo

Historiadora. Investigadora del Conicet. Profesora titular de la Universidad Católica de Rosario.

Siento una especial satisfacción de participar en la presentación de este último gran libro de Mario Rapoport, proyecto al que se ha venido dedicando desde hace varios años y que con entusiasmo nos ha ido compartiendo de un tiempo a esta parte, en la medida que iban adquiriendo forma sus personajes y temas, tanto en los afanes por la búsqueda de libros como el rastreo de documentos, fotografías y testimonios orales de primera mano.

Hace más de dos años en la última visita que realizó a Rosario, en una animada sobremesa, de las que se suelen armar al final de alguna jornada académica y también en ocasión de presentar trabajos en importantes congresos de Economía y de Historia de las Relaciones Internacionales, Félix Weil y su historia eran uno de sus principales temas de conversación. Sin embargo, no es de ahora que constituye su objeto de interés, como probablemente él lo relatara, sino que viene desde hace mucho tiempo pensando y siguiendo al personaje.

Aunque la producción intelectual de Mario ha sido incesante y sustancial, siempre dispuesto a crear conocimiento original, este libro me hace acordar en muchos sentidos al impacto que produjo en 1981 la aparición de una pionera obra suya que bien pronto se convirtió en un clásico de la historiografía argentina, el innovador Gran Bretaña, Estados Unidos y las clases dirigentes argentinas (1940-1945). Me parece que Bolchevique de salón tiene el destino de obra clásica.

Félix Weil, hijo de un comerciante de granos judío-alemán que forjó su inmensa fortuna en la época del boom agroexportador platense, nació en la Argentina en 1898. Las vivencias del país en el que vivió menos de un tercio de su vida, le permitirían publicar en 1944 un libro sobre su realidad que permaneció sin traducir del inglés hasta hace muy poco, luego algunos estudios y artículos, donde se reflexionaba sobre el modelo agroexportador, sobre la cuestión agraria, sobre los estancieros, sobre los campesinos, los arrendatarios y los obreros, sobre el proceso de industrialización, sobre la condición semicolonial de la economía del país, sobre su dependencia con Gran Bretaña.

Pero más que por su conocimiento de la Argentina, Weil sería recordado como el mecenas del Instituto de Investigación Social que en Alemania dio origen a la Escuela de Frankfurt, del que Mario Rapoport demuestra que no sólo fue un benefactor sino también un animador intelectual de aquel grupo de pensadores europeos de izquierda.

Weil y su padre son los protagonistas de la obra, pero también los vehículos que permiten recorrer la vibrante historia europea de principios del siglo XX, con sus revoluciones y sus guerras, con sus tragedias humanas y sus enfrentamientos ideológicos, geopolíticos y económicos, así como asomarse a las relaciones de Alemania con la Argentina.

Dentro del libro hay diversos núcleos investigativos que se entraman para hacer comprensible la época: desde las razones de la neutralidad argentina en la I Guerra Mundial, las listas negras implementadas por los ingleses contra las firmas exportadoras europeas, la lealtad del padre de Félix procurando abastecer al imperio alemán con granos y colaborando con el bloqueo naval a Gran Bretaña. Rescata la investigación de Mario varios gestos que delataban la cercanía del magnate con la patria que lo había hecho rico: llegó a ligar aquella ayuda con el pedido al Kaiser Guillermo I que si Alemania ganaba la guerra debía devolverle las islas Malvinas a la Argentina.

Otro foco de interés lo constituye el análisis de la identidad judeo alemana, con sus repercusiones en la comunidad germana de la Argentina y el fenómeno del antisemitismo, que si pedía análisis y razones, a través de estudios que impulsaron los Weils, produciría también sorpresa al comprobarse la facilidad con que la sociedad alemana se plegó a la discriminación, y al fin a la violencia sin límites, que instaló el nazismo.

Con el libro, uno viaja por ciudades que el personaje une, de la Buenos Aires de principios de siglo XX, a la meca cultural que representaba entonces Frankfurt o a la Berlín politizada y cosmopolita, a quienes los nazis habrían de considerar la capital más roja después de Moscú.

La vida de Félix Weil que Mario reconstruyó con paciencia de orfebre permite tanto asomarse a la crisis que atravesó Alemania, con la derrota del Imperio en el ‘18, al fracaso del intento revolucionario comunista, a la instauración de la República de Weimar, a las penurias económicas impuestas en Versalles, así como seguir su devenir intelectual e ideológico, su experiencia universitaria, su interés por el marxismo, el descubrirse como socialista, y luego, en sus viajes a la Argentina, conocer su contacto con el Partido Comunista local, y sus estudios sobre la situación de la clase obrera argentina. También, su participación durante el gobierno del general Agustín Justo en la introducción de la ley de impuestos a los réditos, una medida que afectaba especialmente a los terratenientes pero que se hizo necesaria por la crisis mundial de los años ’30 y la reducción del comercio internacional, que había derrumbado los ingresos fiscales.

Como cuenta Mario Rapoport en deliciosos pasajes de su libro, el origen de la sensibilidad del personaje por lo social, con sus contradicciones y sus paradojas, pudieran tal vez encontrarse en los años felices de la niñez argentina de Weil, cuando jugaba en el campo con su mejor amigo, el hijo de la cocinera indígena que lo había amamantado y con quien fue a la escuela primaria. Lejos o cerca, a lo largo de la vida de los Weil, la Argentina aparece siendo parte importante del historia mundial, que este libro desafiante nos ofrece.

Miguel Ángel de Marco (h)

Investigador de Conicet. Director de la revista “Rosario, su historia y región”

Honrado por la invitación a participar de éste panel considero conveniente agradecer al Dr. Mario Rapoport por escoger a Rosario para presentar por primera vez su libro “Bolchevique de Salón, vida de Félix J. Weil”, el que ya está disponible en las principales ciudades de América, y el mundo, a través de Internet.

Estamos frente a una obra que trasciende el género biográfico pero al mismo tiempo lo enriquece porque en ella personajes y situaciones se iluminan en similar proporción.

Dice David Nasaw, investigador de la historia cultural norteamericana de principio de siglo XX: “Aunque cada vez más académicos reconocen que la biografía se trata de un tipo de discurso histórico, legítimo y venerable, muchos son escépticos sobre la capacidad de la biografía para transmitir el tipo de interpretación analíticamente sofisticada”.

El Dr. Rapoport nos ofrece una propuesta biografía moderna por su actitud hermenéutica, crítica, y problematizadora donde los Weil, Hermann y Félix, son estudiados como actores y productores de historias, sujetos activos que buscaran otorgar sentido a su propia existencia.

Félix Weil llegó a la vida del autor unas cuantas décadas, y lo que en aquel momento comenzó siendo el cauce inicial de una idea, hoy confluye en el libro “Bolchevique de Salón” a través de un delta de campos historiográficos en los que Rapoport ha consagrado gran parte de su producción: la historia de las relaciones internacionales, la historia económica y social, y la historia del pensamiento económico y político.

El capítulo I, titulado “El emporio agroexportador”, destaca el peso del comercio bilateral entre Alemania y Argentina, y la inmigración judeo-alemana en el país. Sacando provecho a los escritos de Weil padre, es decir, Hermann Weil, el autor explica la historia económica argentina, la génesis y la evolución del comercio del cereal desde distintos enfoques: internacional, nacional, y regional, situando en primer plano el testimonio de los propios actores, padre e hijo, lo que otorga al análisis y la exposición una complementariedad sumamente provechosa para el lector.

Explica Rapoport el destino final del cereal exportado desde la Argentina, porque de otra manera no se podría entender la preponderancia del peso de las firmas de los países centrales europeos sobre las de Gran Bretaña y el oligopolio de granos que pasó a controlar el mercado argentino a través de cuatro firmas entre la que se encontraba la de los hermanos Weil.

El libro también explica los circuitos de la comercialización de cereales a principios del siglo XX. Un tema tan trascendente para la historia de la ciudad puerto regional de Rosario, como la de Buenos Aires, Santa Fe, Bahía Blanca, y la historia argentina en general.

También el testimonio de Félix Weil permite al lector conocer el negocio por dentro, las prácticas más usuales y polémicas, como venta de cereales a “fijar precios”, que a su vez reflejan la realidad crediticia y el proceso de acumulación del capital. Asimismo algunas de las maniobras fraudulentas informales pero sistematizadas como el naufragio intencional para cobrar los seguros.

Según el autor, una porción de esa fabulosa renta agraria que se desplazó hacia Europa “lo hizo de manera algo insólita apoyando la formación de un tipo de cultura revolucionaria, con raíces marxistas alentadas por el proceso de agitación política que vivió después de la Primera Guerra Mundial la derrotada Alemania”, siendo la fortuna de los Weil los que permitieron la creación de la famosa Escuela de Frankfurt.

Rapoport describe la conformación de la compañía Weil Hermanos, creada en 1898 como una empresa con rasgos familiares, tal como ocurrió en nuestra región con otras empresas del ramo, como su proyección a través de lazos con otras firmas familiares, entre los que destaca a Alfredo Hirsch el principal directivo de Bunge y Born, al origen de sus fortunas, las alianzas, las vinculaciones con los gobiernos y el poder, y el avance de unos sobre otros.

El libro depara elementos sumamente interesantes para el estudio del caso santafesino. Así por ejemplo, citando a Félix, se refiere a “La Forestal”, la explotación maderera más grande del mundo en su tiempo, y cómo ella pasó a ser completamente alemana.

A través de la historia de estas grandes empresas cerealeras el autor pone en tela de juicio la afirmación de que la neutralidad adoptada en la República Argentina en la Primera Guerra Mundial, hubiera afectado totalmente a las mismas, las que a través de distintas artimañas, que describe, como se las ingeniaron para hacer llegar cereales hasta Alemania. Y asimismo con el tiempo también, como fueron sorteando la rigidez de las listas negras confeccionadas por Gran Bretaña.

Las páginas referidas a las gestiones de Hermann Weil ya en Frankfurt durante la Primera Guerra Mundial a favor de Alemania encierran información que darían argumento para una muy buena película y curiosidades tales como sus gestiones ante el Kaiser para que el triunfo de su imperio implicara la devolución de Malvinas a la Argentina.

Son páginas muy sugerentes como la que se desprendería de interpretar a los magnates del cereal como actores de primer rango de las relaciones internacionales y fundamentalmente de que manera determinadas prácticas propias del comercio internacional cerealista, como el empleo estratégico de la comunicación, el diagnóstico y la previsión para la disminución de los riesgos (en la pérdida de dinero) en los circuitos de información de compra y venta fueron aplicados o transferidos en provecho de los gobiernos industriales en tiempos de confrontación y cuando aún los Estados no tenían los servicios de información que dispusieron gracias a los avances de la tecnología en el transcurso del siglo XX.

Luego, de explicar los orígenes y el desarrollo del imperio Weil y la búsqueda de legitimación socio cultural de Hermann, se refiere a las condiciones que llevaron a disponer parte de su fortuna en un instituto para la investigación, el conocimiento y la transformación social.

Lo que diferenciaría centralmente a los Weil de otros empresarios de su época, que también fueron mecenas de institutos culturales y practicaron la filantropía liberal en las primeras décadas del siglo XX, es el surgimiento del Instituto de Frankfurt porque estará destinado al estudio del marxismo. Esta originalidad es estudiada por Rapoport exponiendo distintas explicaciones, una de las cuales se relacionaría con la inquietud de Hermann Weil al vincular el creciente antisemitismo en Alemania con un pensamiento exacerbado de derecha.

Hermann podría haber sabido de qué forma le tocaría morir pero jamás seguramente lo que ocurriría con sus restos mortales y los de su esposa (que no detallo para que lo lean del libro), como también lo que sucedería en Alemania con el ascenso de Hitler al poder. Es una representación de lo vivenciado por judeo-alemanes que se sentían muy a gusto con la cultura germana tal como lo señala Rapoport.

Al referirse al nacimiento en 1898 y la formación del joven Weil, se describe la vida cotidiana de los porteños de principio del siglo XX, usos, costumbres, prácticas religiosas, la arquitectura y la vida cotidiana (cabe recordar que el Rapoport junto con María Seoane escribieron dos tomos sobre la Historia de Buenos Aires), caracterizando a una familia de alto poder económico como los Weil, con su séquito de personas dedicados a su atención, cuidado y crianza. La percepción del niño Félix Weil de las desigualdades de las familias ricas y pobres, del mundo de sus criados, de su nodriza, de los empleados de la empresa, la percepción de su país natal en el que sólo vivió 16 años.

Como palabras finales me gustaría señalar que “Bolchevique de salón” podrá también ser empleado, no sólo como fuente de investigación, sino como un instrumento pedagógico, sobre las experiencias y modos de narrar nuestras historias individuales y colectivas. En la vereda opuesta de las biografías de próceres, intimistas, o pasatistas, se encuentra esta obra,

que estudia a los hombres como sujetos activos en la búsqueda de sentido, en, con y frente a sus circunstancias, tratando de hacer algo con lo que se ha hecho de él y para lo cual se impone un abordaje complejo y la no más ardua tarea de exponer los resultados de manera clara.

Mario Rapoport lo logra y nos entrega así una interpretación original, rigurosa y sumamente atractiva, de un momento clave de la historia mundial, Argentina y que llega muy de cerca a la propia ciudad puerto de Rosario.



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