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Las dos caras de la Justicia: los casos de Roosevelt y de Hitler Martes, 17 de febrero de 2015 EL PAIS › DERIVACIONES DEL CASO NISMAN > LA MIRADA EXTERIOR Y LA JUSTICIA II Las dos caras de la Justicia: los casos de Roosevelt y de Hitler A propósito de un editorial de The New York Times sobre los suicidios sospechosos de la Argentina, Atilio Boron recuerda célebres crímenes nunca esclarecidos de los Estados Unidos. Mario Rapoport, por su parte, describe diferentes casos históricos de enfrentamientos de gobiernos con el Poder Judicial.
La Primera Guerra Mundial, el comercio de granos y la puja anglo–germana “La Primera Guerra Mundial, el comercio de granos y la puja anglo–germana” en colaboración con Ricardo Lazzari en la Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario, Nº 1522, 2014, ISSN: 0326-2308.
INDUSTRIA Y DESARROLLO Por Mario Rapoport * y Noemí Brenta ** http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-7520-2014-03-16.html Durante la crisis de los años ’30 y particularmente luego de la Segunda Guerra Mundial, la sustitución de importaciones se presentó como el paradigma de la industrialización de los países en desarrollo, el camino virtuoso a seguir para converger alguna vez al nivel de las grandes potencias industriales o, al menos, abandonar como base principal de la economía la exportación de productos primarios y sus consecuencias estructurales de atraso y dependencia. Debemos recordar que ningún país se desarrolló produciendo sólo bienes primarios. Hoy nuevamente la sustitución de importaciones se encuentra en marcha en Argentina, pero para que este proceso sea sustentable es necesario tener en cuenta nuestra experiencia histórica, que si bien señala los beneficios de la industrialización, también enciende luces amarillas sobre algunos de sus modos específicos, capaces de generar otro tipo de problemas económicos, políticos y sociales. En sus comienzos, la idea de impulsar la industrialización sustitutiva de importaciones en los países periféricos tendía a fortalecer la independencia económica, evitando los costos de imposibles enfrentamientos directos. El aislamiento relativo provocado por la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial contribuyó a profundizar ese camino, y en América latina surgieron procesos de este tipo y líderes reformistas que veían dibujarse allí nuevas vías de soberanía económica y política, y de una mejor distribución de la riqueza. Los mercados internos se expandieron y sectores sociales hasta entonces sumergidos formaron parte de ese desarrollo. Terminada la guerra, la recuperación de los países afectados por ella y la industrialización de los periféricos contribuía, por un lado, a elevar el bienestar de una parte de la población, conformando una barrera de contención al comunismo. Por otro, abría espacios al capital en expansión, a través de las empresas y conglomerados transnacionales que se fueron instalando sobre todo en forma de inversiones directas, en la etapa de los “treinta años dorados del capitalismo”, finalizada en la década de 1970. Pero la famosa convergencia de los países periféricos e industrializados nunca se produjo en Latinoamérica. En cambio, hacia los años ‘50, como lo muestran los esquemas de Braun y Joy sobre los procesos de freno y arranque, o los análisis de Diamand en torno de un desequilibrio permanente entre los dos principales sectores económicos, el agrario y el industrial, apareció el nuevo problema del crecimiento industrial basado en la sustitución de importaciones: la restricción externa. Divisas El proceso de industrialización, que ya no consumía principalmente manufacturas extranjeras sino locales, demandaba importaciones de bienes de capital e insumos intermedios de mayor valor. Como esos nuevos bienes no se exportaban, éstas provenían de la venta de similares materias primas que en el pasado. Al mismo tiempo, los precios de los bienes importados aumentaban más que los exportados y justificaban devaluaciones sucesivas para mejorar la situación del sector externo, volviendo a disminuir casi de inmediato, a través de procesos inflacionarios, las condiciones de vida de la población. Lo que, por lo general iba acompañado de golpes de Estado militares, con dictaduras o autoritarismos de distinto tipo apañados por los países centrales. Los planes de estabilidad (del tipo de cambio) y de ajuste (del sector externo), que promovían los organismos internacionales, a veces para enfrentar los estrangulamientos de divisas y otras sólo para alisar el terreno a favor del capital extranjero, acrecentaban esta deplorable situación, y las desigualdades sociales volvían a aumentar. El principal beneficiario era el tradicional sector agroexportador, pero ahora acompañado por otro que había penetrado con fuerza en las economías locales, las compañías transnacionales. Estas ocuparon un lugar creciente en el mercado interno y su rol fue decisivo en el proceso de sustitución de importaciones, aunque en Argentina coexistieron con grandes industrias estatales y privadas de capital nacional, como YPF, Somisa, Aluar, Atanor, Siam, por mencionar sólo algunas. Pero la mayor parte de los beneficios de las compañías extranjeras no se reinvertían localmente, de modo que los Estados financiaban la necesidad de nuevas divisas para continuar la industrialización, con deuda externa y políticas de ajuste. El espacio internacional estaba conformado por un capitalismo que ahora se apropiaba no sólo de las materias primas que necesitaba sino también de los beneficios de la industrialización de la periferia. Y ese esquema es el que analiza un artículo de Osvaldo Sunkel, totalmente olvidado, escrito con gran clarividencia en los años setenta: “Capitalismo transnacional y desintegración nacional”. Concentración Para Sunkel, la sustitución de importaciones no implicaba un “despegue hacia el crecimiento autosostenido”, como afirmaba Rostow, sino algo bien diferente. La primera etapa de ese proceso, que ya señalamos, contribuyó a desarrollar una industria esencialmente nacional en América latina. Luego, esa sustitución de importaciones se transformó en una nueva fase de desnacionalización y sucursalización de la industria latinoamericana, coincidiendo con la expansión acelerada de los conglomerados transnacionales. En esta nueva etapa el proceso sustitutivo se realizó mediante el establecimiento de nuevos, poderosos y crecientes vínculos con las economías extranjeras y, sobre todo, con aquellos conglomerados interesados en los mercados internos. Así, afirma Sunkel, la dinámica de las economías subdesarrolladas dependientes pasó a basarse en la expansión de las actividades primarias de exportación y en la industrialización sustitutiva. Los modelos mecanicistas de la industrialización suponen que el crecimiento depende de la tasa de inversión adecuada para absorber la población activa en expansión, y que el ahorro externo, en forma de inversión, préstamos o ayuda foránea, complementa la insuficiencia de ahorro interno. Pero se omite que la incorporación de nuevas tecnologías y capitales extranjeros acentúa la concentración de los mercados y la desnacionalización de las decisiones de inversión, producción y precios. Así, la generación y apropiación de los excedentes tiene dos actores principales: los sectores agroexportadores y las empresas transnacionales, igualmente protagonistas de la restricción externa. Por otra parte, el sistema capitalista supone una notoria diferencia entre las naciones desarrolladas y las periféricas, pero tiende, al mismo tiempo, a conformar una nueva economía internacional con un espacio conjunto para ambos tipos de países al que pertenecen sectores mayoritarios de los más avanzados y minoritarios de los otros, estrechamente relacionados entre sí. Esos sectores nacionales integrados, conforman en distinta proporción el corazón del sistema y comparten una cultura y un estilo de vida comunes, mientras que el resto de la población, la gran mayoría en la periferia y una minoría en el centro, está conformada por “segmentos nacionales excluidos”. Años más tarde, el artículo de Sunkel no llega a ellos, en esa sociedad transnacionalizada predominarían las finanzas internacionales y nuevos medios de comunicación e información, combinados con los ya existentes, mientras se producían extensos procesos de desindustrialización. Esto iba a acrecentar las brechas entre el sector internacionalizado y el resto, entre los países desarrollados y subdesarrollados, y entre los sectores internos de las economías de ambos. En un artículo publicado recientemente (Le Monde Diplomatique, marzo 2014), a fin de explicar las dificultades de la sustitución de importaciones, Aldo Ferrer señala como un importante componente de la restricción externa los déficit de las operaciones internacionales de las filiales de las empresas transnacionales orientadas a producir para el mercado interno. Y propone como solución que reinviertan en productos exportables tecnológicamente más avanzados, a fin de integrar cadenas internacionales de valor y promover exportaciones no tradicionales. Pero el problema es cómo obligarlas a hacerlo cuando una parte sustancial de sus ganancias no queda en el país. Recordemos la actitud de Repsol, que en plena crisis de 2001 enviaba al exterior beneficios anticipados. Justamente, el autoabastecimiento energético hace más comprensible la nacionalización de YPF, que nunca debió ser privatizada, pues una parte esencial de los problemas externos está centrada en ese sector. En el artículo referido, Ferrer sigue en parte la línea planteada por Sunkel incorporando para la Argentina tres factores que considera indispensables: la argentinización de la economía, el cambio en la estructura del desarrollo industrial y el nuevo rol de los recursos naturales. Pero su aporte principal al análisis del problema es la incorporación del papel del Estado como elemento esencial para eliminar la restricción externa y aumentar la inclusión social. Excedentes La experiencia del vigoroso crecimiento de los últimos años en América latina por medio de gobiernos que abandonaron esquemas neoliberales, restablecieron políticas de industrialización y mejoraron la distribución de los ingresos, favorecidos en parte por el aumento de los precios de bie-nes primarios y un cierto aislamiento internacional debido a la crisis mundial, indica, sin embargo, cuando las circunstancias se vuelven más desfavorables, que la restricción externa sigue persistiendo. Esto ocurre aunque varios países, sobre todo la Argentina, se han ido desembarazando del endeudamiento externo, la forma en que prevaleció la captación de beneficios por los grandes conglomerados y centros financieros internacionales en los últimos años. La disputa de los excedentes, en buena medida extraordinarios o que escapan a los sistemas fiscales, para poder realizar planes de desarrollo que contemplen en primera instancia intereses nacionales y potencien la generación de tecnologías y productos de mayor valor agregado, cambiando el contenido de las exportaciones, sigue constituyendo el elemento central de las estrategias de desarrollo futuras. Incluso en el sector agrario, que debe industrializarse y aportar un nuevo tipo de bienes más sofisticados. La Argentina, y sus socios regionales, tiene que promover un nuevo tipo de industrialización, liderada por el Estado, que capte a través de políticas más audaces (reformas tributarias, financieras, de las leyes de inversiones extranjeras y mediante la regulación del mercado agropecuario) esos excedentes que permitan sortear la restricción externa. Por el momento, éstos forman parte, a través de transferencias de beneficios y fugas de capitales, de esa sociedad transnacionalizada que habita los paraísos fiscales o financia desarrollos ajenos. Organismos internacionales han demostrado que los capitales argentinos y latinoamericanos en el exterior representan casi el producto bruto de esos países. Podemos afirmar así que en la Argentina hay dos tipos diferentes de país. Uno donde habita su población, y otro del que viven los que disponen de aquellos excedentes. De modo que éstos se han transformado en el elemento central para poder impulsar un proceso propio de industrialización. José Sbattella (Sbattella y otros, Origen, apropiación y destino del excedente económico en Argentina, 2012) ha calculado los montos de esos excedentes y su modo de utilización hasta el 2008, cálculos que es necesario reactualizar para años posteriores. El Estado debe hallar en ellos la forma de poder utilizar los tesoros ocultos que darían solución a la restricción externa y abrirían el camino a un vigoroso, sustentable y moderno proceso de industrialización. * Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires. ** Profesora e investigadora UBA y UTN.
El nuevo policial de Agatha Christie http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-238526-2014-01-26.html Las novelas de esta autora tienen siempre un mismo mecanismo: la producción de un crimen, el móvil, los escenarios en los que se produce, los actores que participan, la investigación que se realiza y su resolución. Una de las diferencias con la realidad argentina es que en el género policíaco la víctima aparece al principio y el victimario al final. Aquí es al revés. Pero pongamos primero el escenario y luego los personajes por orden de aparición, como hace nuestra querida Agatha. - El escenario: Un remoto lugar llamado Argentina, dentro de un mundo que vive en una larga crisis cuyos responsables no hacen más que acentuarla. - Los sospechosos: Constituyen una réplica de los actores de un viejo programa televisivo llamado Los invasores. Se parecen a la gente común, pero no lo son. ¿Qué los diferencia? El hecho de que poseen una fortuna labrada desde hace siglos con el sudor del trabajo ajeno, el genocidio de los aborígenes, el vacío de patriotas que dejaron los combates por la independencia y las guerras civiles, las dictaduras militares, los gobiernos complacientes. De todas esas circunstancias se aprovecharon para adueñarse de los resortes claves de nuestra economía en su propio beneficio y en el de sus socios extranjeros. Llevan un emblema verde que les permite identificarse entre ellos. ¡No son los ciegos de Sabato, tienen los ojos bien abiertos! - Los asesores: Estos sospechosos tienen asesores de distinto tipo. Son los llamados gurúes de la city (que en castellano se traduce como abogados económicos de los invasores) y pronostican indefectiblemente lo que va a pasar porque quieren que pase. Tienen programas televisivos y escriben en los diarios, generalmente lo mismo desde que comenzaron. La verdad siempre la ocultan en los espacios en blanco. - Las víctimas: constituyen la mayoría de la población, sectores medios, empleados, obreros, jubilados, desocupados, trabajadores del campo, profesionales, periodistas honestos, políticos no corruptos, profesores, estudiantes, amas de casa, simples paseantes. - El motivo: El objeto de todos sus deseos, por el que suelen cada tanto asesinar a tinta fría a los que se les oponen, es un verdoso billete con la figura de Washington luciendo su dentadura postiza, que se reimprime en su lugar de origen con una velocidad que aquí asombraría. Estos billetes son imprescindibles en todo paraíso fiscal para realizar inversiones teóricamente más rentables y seguras que las que puede ofrecer su propio país. Así, en una época estuvieron de moda la compra de títulos de Lehman Brothers (luego bonos basura) o la adquisición de suntuosas residencias o departamentos en Miami o en la costa española (hoy a la mitad de su valor o menos) y otros miles de “excelentes” negocios realizados con la esperanza de recuperar la rentabilidad de esos dólares tanto tiempo planchados en los felices años de la convertibilidad. Recordar esto cuando nos quieren convencer de que nuestra moneda no es la que emitimos nosotros, ni en la que debemos ahorrar. - La intriga: ¿Cuál es entonces la intriga? De qué modo aquellos sectores pueden arruinar a la mayoría de los habitantes del país acaparando divisas que no les pertenecen en su totalidad, porque parte de ellas se deben a una renta excepcional y pueden servir a través del Estado para morigerar los precios internos y financiar emprendimientos que se necesitan para alimentar y dar trabajo a todos sus habitantes. En cambio, sin esa intervención la espiral inflacionaria se acentúa. También aumentan los precios de los bie-nes fabricados para el mercado interno, que finalmente conviene traer de afuera, se cierran fábricas y se incrementan la desocupación y la pobreza. ¿El Estado? Sólo sirve si se contraen deudas en el exterior para exigir que se las licúe; para algo se pagan impuestos aunque no todos los que corresponden. - El posible final: adelantar un final feliz para nuestra obra depende no sólo de cómo actúa el Gobierno, sino de en qué medida las víctimas son conscientes de esta situación. Los crímenes de la dictadura militar pudieron ser juzgados. Los económicos son más complejos porque no se identifican claramente en personajes de carne y hueso. Los detectives debemos ser cada uno de nosotros. Recordar la historia de nuestras devaluaciones, de nuestra deuda externa, de nuestras crisis. Tener presente que quienes hundieron una y otra vez al país lo hicieron con estos métodos: desestabilizar la economía para después obligarla a estabilizar con planes de ajuste, en otras épocas dictados por el FMI y que hoy se aplican de memoria. Los que en otra época se llamaban golpes de Estado hoy tienen el nombre de golpes de mercado. Cada uno de nosotros debe ser el Hércules Poirot que enfrente estas maniobras. En la novela del mundo este capítulo es uno de los más conocidos, debemos releerlo. * Economista e historiador.
El señor de todo http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-236823-2014-01-02.html Contratapa Página/12 Jueves 02 de enero de 2014 El señor de todo por Mario Rapoport
La economía, en manos de un heterodoxo experto en Keynes Alternativas Económicas Panorama económico. Argentina Número 9. Diciembre de 2013 http://alternativaseconomicas.coop/posts/la-economia-en-manos-de-un-heterodoxo-experto-en-keynes
Brasil tiene gente que piensa más en la integración regional El historiador y economista analiza la actualidad del continente americano y los lazos entre Argentina y los países de la región.
Argentina es otra historia Newsweek Argentina Argentina es otra historia 17.07.2013 | 01.13 | Mundo / En Brasil, las manifestaciones populares vigorosas nunca formaron parte del acerbo político. Por Mario Rapoport y Eduardo Madrid* http://newsweek.infonews.com/2013/07/17/newsweek-138014-argentina-es-otra-historia.php
LA INSERCIÓN DE AMÉRICA LATINA EN UN MUNDO EN CRISIS Vivimos hoy en un mundo más interconectado que nunca, con grandes innovaciones tecnológicas y científicas pero sujeto, a la vez, a la recurrencia de inciertos avances económicos y profundas crisis. En él se asiste a una creciente polarización económica y social de riqueza y pobreza, tanto entre regiones y países como en el interior de unas y de otros; a conflictos internacionales y guerras de distinto tipo; a violaciones frecuentes de derechos humanos, soberanos o jurídicos; al debilitamiento de organismos internacionales y al paralelo surgimiento y conformación de bloques e instituciones regionales; a una explotación cada vez más imprudente de los recursos naturales; a grandes migraciones y movimientos de población, en gran parte clandestinos; a la aparición y predominancia de ideologías simplistas o fundamentalistas, económicas, políticas o religiosas; al aumento del terrorismo y diversos tipos de organizaciones criminales: a una diversidad de procesos culturales y movimientos populares contestatarios. Se advierte, sobre todo, el estallido de una crisis económica mundial, resultado del predominio de las finanzas y de la especulación por sobre las actividades productivas, que tuvo por base la búsqueda de una valorización financiera en procura de cubrir la caída de la rentabilidad en la economía real, particularmente en los países centrales, endeudando a Estados e individuos. Esto ha llevado a lo que algunos llaman la “gran regresión” y otros el retorno a un nueva “gran depresión”. En América Latina, esos procesos y los acelerados movimientos de cambio de los últimos tiempos impulsaron una renovación de las ciencias sociales, que confrontadas a una realidad conflictiva han ido conformando una nueva camada de profesores e investigadores con una visión interdisciplinaria, integrada por economistas, historiadores y estudiosos de distintas ramas de las ciencias económicas, políticas y sociales. Esto se reflejó claramente la semana pasada durante las XIV Jornadas de Historia de las Relaciones Internacionales de la Argentina y las VI Latinoamericanas, que se desarrollaron en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en el marco de los festejos de su Centenario como institución, bajo el título de “América Latina y sus caminos de inserción en el escenario mundial”. En las Jornadas se expusieron alrededor de cien ponencias presentadas por investigadores argentinos, brasileños, chilenos, mexicanos, colombianos, bolivianos, uruguayos y de diversos países europeos y de otros continentes, que fueron objeto de arduos debates y resultaron complementadas por cuatro mesas redondas sobre temas candentes de la agenda internacional, que interesan y afectan a nuestro continente, en las que participaron destacados intelectuales, políticos y funcionarios públicos. Haciendo una síntesis de las discusiones de las Jornadas se desprende que desde un punto de vista geopolítico el mundo se caracteriza por una dualidad en la economía y la política mundiales. En la economía se advierte un sistema multipolar al que se han incorporado ahora, además de EEUU, Europa y Japón -todos ellos en dificultades¬-, China y otros países emergentes, mientras que en lo político y estratégico Estados Unidos constituye todavía la única superpotencia global, aunque tras su fracaso en Irak no ha podido volver a detentar el grado de predominio que poseía en el pasado. Sin embargo, a diferencia de quienes afirman que la región latinoamericana es para Washington irrelevante, en el contexto de la crisis económica y de la agudización de la competencia multipolar, la realidad desmiente esa aseveración con la instalación en la región de numerosas bases militares y la revitalización de la 4a Flota naval en los mares sureños, sumadas en lo económico a los acuerdos de libre comercio del Pacífico, que a su modo confrontan con el rechazo del ALCA por los países del Mercosur. Por su parte, la Argentina y otras naciones sudamericanas buscan una inserción que tenga en cuenta el nuevo contexto internacional, y permita enfrentar la crisis de la mejor manera, tratando de afirmar intereses nacionales y regionales y revalorizar estrategias multilaterales. Para ello, la consolidación de un desarrollo económico, tecnológico y socio-cultural constituye la base sobre la que se asientan las posibilidades de lograr una relación beneficiosa con el resto del mundo. El neoliberalismo conllevó una pérdida de autonomía en la política exterior, dejando poco margen de maniobra para los gobiernos locales. Las nuevas políticas económicas de corte heterodoxo posibilitan el fomento de relaciones internacionales donde se abren mayores espacios a la afirmación del interés nacional. En los últimos años, el concepto y la práctica de la autonomía vuelven a ser ejes centrales de la reflexión de intelectuales y funcionarios en el área de las relaciones internacionales. Así como la política dominante en la década de los noventa fue reflejo de la relevancia que en el plano económico interno habían adquirido los acreedores externos y los organismos financieros internacionales -y de los procesos de concentración del poder económico local y extranjero basados en el sector financiero-, en la actualidad se presentan nuevas alternativas respecto de la inserción internacional, donde se retoman y rediscuten las nuevas posibilidades abierta por los procesos de integración regional y de diversificación de las relaciones internacionales. También se revalorizan, particularmente en lo económico, otras actividades productivas de mayor nivel tecnológico y la revitalización de los mercados internos. Por otra parte, la afirmación de los espacios propios de expresión y participación de los países de la región requiere de una estrategia conjunta, partiendo desde la especificidad nacional, pero en consonancia con las necesidades comunes de los vecinos. La mayoría de los gobiernos se ha dado cuenta de que tienen por delante la tarea de recuperar la conducción de su propio desarrollo y de que no pueden ser furgón de cola de la globalización. Pero, a diferencia de los años ’90, cuando los proyectos de integración regional surgieron sin vínculos claros con estrategias nacionales propias, en la actualidad se requiere compatibilizar los intereses del desarrollo nacional, la integración regional y la vinculación con el mundo. La creación de la UNASUR y de la CELAC, acrecientan el compromiso de la mayor parte de los países latinoamericanos en esta dirección, debiendo establecer en su agenda un programa de desarrollo a largo plazo, con prioridades específicas y con la idea de la cooperación regional como punto de partida. A nivel mundial, es necesario continuar bregando por un cambio en las reglas del comercio mundial, sobre la base de normas que aseguren términos de reciprocidad y que tiendan a eliminar relaciones asimétricas y distorsivas. También, realizar un pronunciamiento a favor del establecimiento de un nuevo orden financiero internacional con dos objetivos principales. El primero, es el de poner un freno a aquellos mecanismos que sirven de sustentación a las actividades especulativas. El segundo, el de permitir resolver los usurarios, y muchas veces ilegítimos, procesos de endeudamiento externo sin comprometer la recuperación económica ni los ingresos de las generaciones futuras. Después de muchos años de silencio a este respecto, se vuelve a plantear en la región la necesidad de una nueva juridicidad y mayores márgenes de autonomía a fin de asociar las políticas de desarrollo a sus propias problemáticas. Estos son algunos de los valiosos aportes que dejaron las mencionadas Jornadas.
G20: el desafío de rescatar capitales de paraísos fiscales La evasión fiscal está en el centro de la agenda en la cumbre del grupo en Moscú. EE.UU. con el caso Apple y la Unión Europea por su crisis fiscal le confieren una identidad que los emergentes ya le venían asignando. Mercado entrevistó al economista e historiador Mario Rapoport para poner el tema en perspectiva.
China: el país de los senderos que se bifurcan A lo largo de la historia, China ha pasado por diversas etapas. El presente artículo realiza un recorrido por los principales hitos que fueron marcando el devenir de este gigante, desde las guerras con las potencias coloniales hasta la apertura capitalista.
Las Guaridas INFORME ESPECIAL Los paraísos fiscales Las áreas geográficas denominadas paraísos fiscales tienen a Gran Bretaña como jugador privilegiado, desde la City de Londres extendiendo privilegios fiscales y financieros en islitas como las Bermudas, las Vírgenes, Caimán, Guernesey, Isla de Man, Jersey, Gibraltar. Suiza, Irlanda y Luxemburgo brindan también muchas beneficios de protección a capitales actuando en la práctica como paraísos fiscales. Hasta Estados Unidos tiene un Estado, Delaware, que cumple las mismas funciones. En esos lugares se localizan bancos, hedge funds y financieras de todo tipo para ocultar dinero para no pagar impuestos. En los paraísos fiscales están depositados más de 21 billones de dólares.
Argentina y la Segunda Guerra Mundial “Argentina y la Segunda Guerra Mundial•, Revista de historia Así fue, http://www.asi-fue.com/ediciones.php, número especial dedicado a la Segunda Guerra Mundial, junio de 2013
Un viaje diferente por las Malvinas Hace no más de un mes formamos parte de un grupo de argentinos que visitó, en viaje de turismo, las islas Malvinas. Era un destino que nos generaba importantes y especiales expectativas. Según nos dijeron al llegar, nos acompañaba un buen clima, es decir, sólo violentas ráfagas de viento en un mar medio embravecido, que nos hacía pensar que la lancha que nos llevaba desde el crucero, anclado bastante lejos, no estaba convencida de acercarse o alejarse de ese pequeño pueblo que hoy se dice llamar Stanley. Lo de “buen clima” –en esas condiciones– nos hizo suponer rápidamente en cuál sería el “malo”, imaginando que incluiría sin duda vientos intensos e insoportables, lluvias heladas y un mar que hacía temer el momento en que si lamentablemente cayéramos en él nos convertiríamos de inmediato en bloques de hielo. De esa imagen a la de la guerra había un pequeño paso. Representarse de inmediato a los soldados en el otoño helado de aquel territorio inhóspito o a los marineros del Crucero General Belgrano hundirse en esos indómitos mares fue un impulso inevitable. La desolación del paisaje y de la historia se unían. Nuestra primera impresión, cuando por fin descendimos, sorteando algún que otro viejo barco encallado con el horrible color del óxido, contrastaba con la forma en que imaginamos a los kelpers recibiendo a los soldados de Su Majestad con cientos de banderitas británicas. Por supuesto, nada de esto ocurrió con nosotros. Ese pueblito de una sola avenida asfaltada, con dos rojas casillas telefónicas bien londinenses para hablar a un vecino, unas pocas y modestas casas con techos de aluminio o algún metal parecido, incluía un cartel de bienvenida que decía Falkland Islands, en el mismo lugar donde nuestro inconsciente colectivo hubiera querido leer islas Malvinas. Los habitantes de las islas son aproximadamente 3000 (de los cuales 2700 viven en Stanley), y desde 1983 son oficialmente ciudadanos británicos. Es una población que prácticamente no ha crecido desde 1911, censo en el que se contaban 2392 isleños. Desde la costa se ve rápidamente el cementerio a orillas del mar, que está totalmente repleto, de modo que los propios habitantes no tienen asegurado ni siquiera su entierro allí. El suelo está cubierto apenas por una raída vegetación, es completamente árido y algunos aún usan la turba vegetal para calentarse. El carácter colonial se evidencia enseguida. Simplemente con ver la espléndida casa del gobernador uno se da cuenta. En medio de ese austero paraje se destaca un brillante jardín inglés y, lo más significativo: dispone de cuatro erguidos árboles. Seguramente será una costosa hazaña plantarlos y mantenerlos, porque en Stanley no vimos ningún otro. Según nos dijeron, el gobernador, además de gozar de esa mansión, lleva una vida fácil: obedecer las órdenes de la corona y estar protegido por los 1500 soldados británicos que aún pueblan las islas. Son la garantía para mantener el poder geoestratégico de su metrópoli y una explotación económica de toda la cuenca pesquera de las aguas que las rodean, a la espera de encontrar también petróleo y poder extraerlo. La autoridad ejecutiva es nombrada por la reina y los ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores británicos manejan esas cuestiones en la islas, que siguen siendo, por lo tanto, una posesión colonial. Su economía se basa en la pesca y en la cría de ovejas. Hay una compañía monopólica que da empleo a gran parte de los habitantes, que por el estado de las islas no parece estar reinvirtiendo sus ganancias allí, y en cuanto a la ganadería para la producción de lana y carne, tanto en la isla Soledad como en la Gran Malvina, las estancias pertenecen a algunos pocos propietarios, terratenientes al estilo Martínez de Hoz, como corresponde a una economía dependiente y colonial. Casi setecientas mil ovejas y menos de tres mil habitantes. La vida es dura: la intérprete que nos guiaba tenía por lo menos tres trabajos: en la compañía de pesca, como maestra y en sus ratos libres como guía turística. Y nos dijo que así le pasaba a la mayoría de los habitantes. En el centro de la ciudad hay un gran galpón con mercadería importada que hace de supermercado, las cervezas inglesas se hacen notar enseguida (son buenas, por cierto, pero si se toman algo tibias, típicas para un clima frío) y los productos necesarios, si se consiguen, se pagan sólo en libras locales a precios espantosamente caros. También hay un museo dedicado a la historia falseada de las islas y del imperio británico. Todo sus relatos justifican su dominio sobre las Malvinas. Se alimenta en los habitantes la “amenaza argentina”, y está plagado de remeras, tazas y recuerdos que dicen “Keep calm and keep The Falklands british”, ante el inminente referéndum. Pero lo cierto es que sólo algunos chilenos se atreven a radicarse allí y aun así la población no crece desde hace años. Sucede que tienen un sistema escolar que llega sólo a la secundaria. Cuando los estudiantes se reciben obtienen generosas becas para estudiar en Australia, Nueva Zelanda o la desteñida rubia Albión. La mayoría no regresa. Habría que ver si a la larga la “sangre kelper” no terminará por desaparecer en esos parajes sino fuera por nuevas inmigraciones o por más soldados (lo que tampoco serviría si no se trae personal femenino o a mujeres presas como hicieron en Australia). A alguna distancia del centro del pueblo, se puede llegar a los campos de batalla, donde todavía hay terrenos minados y pertrechos de guerra diseminados por el suelo. Incluso se puede ver una trinchera argentina, que quedó tal como estaba, precaria y heroica a la vez. La acompañan solamente el viento y la desolada estepa patagónica, unos erosionados montes rocosos utilizados para el enfrentamiento, y un poco más allá el famoso Monte Longdon, triste escenario de la derrota argentina. A unas dos horas de auto, bastante más alejado, está el cementerio argentino en Darwin. Pura tristeza si se agrega la desolación típica de la isla. El nombre de kelpers les viene a sus habitantes como una manera de querer diferenciarse de sus ancestros británicos, pero también probablemente para que no los confundan con sus únicos vecinos, los pingüinos, cuyas siluetas dibujadas suelen adornar alguna casa, símbolo de cierto afecto. Otra cosa que nos llamó la atención a nuestro retorno es que un medio argentino levante como una de las principales quejas británicas de la guerra del ’82 el cambio de mano de las calles que hicieron los militares. Nadie va a defender barbaridades, pero posiblemente ese medio no sabe que hay una sola avenida principal bastante solitaria y las calles laterales están casi siempre vacías, cuando no son terreno privado. No hubiera sido difícil acostumbrarse a manejar con la mano cambiada aun si una derrota inglesa hubiera dejado abandonado algún suntuoso Rolls-Royce (en verdad no vimos ninguno). Las islas permanecen casi tan desoladas como hace un siglo. Sus habitantes son hoy ciudadanos ingleses y, por lógica, tienen intereses que defender. Pero el argumento de la autodeterminación no sólo es erróneo, sino que esconde el dominio imperialista de Gran Bretaña, que explota recursos y ha ocupado posiciones geoestratégicas en el mundo por medio de la imposición de su supremacía como potencia mundial. El reclamo por la soberanía de las islas Malvinas no sólo es una cuestión nacional, sino que también constituye una causa latinoamericana que convoca a muchos países del mundo. Sin embargo, aparte de la cuestión de los derechos legítimos, que poseemos ampliamente, a las Malvinas les pasa lo que a muchas colonias británicas en el pasado, su destino colonial se contrapone con cualquier posibilidad de desarrollo económico, político y social propio.
Análisis de Mario Rapoport: Numero 1 - marzo 2013 Panorama económico Análisis de Mario Rapoport: "Sobre la Integración Sudamericana" MARIO RAPOPORT Economista e historiador argentino En los últimos años, luego de haber estabilizado sus instituciones y afianzado sus sistemas democráticos, diversos países sudamericanos lograron dejar atrás sus voluminosas e impagables deudas externas gracias a políticas económicas activas y cada vez más autonómicas. Superada la noche neoliberal, que dejó en el desamparo a millones de personas, el Estado pasó a adquirir mayor presencia y consenso en las cuestiones económicas y sociales... http://alternativaseconomicas.coop/posts/analisis-de-mario-rapoport-sobre-la-integracion-sudamericana
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